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El Banc de Aliments se fundó en 1987, y entre sus objetivos principales figura la lucha contra el despilfarro alimentario.
Los alimentos debían provenir de los excedentes generados por la industria agroalimentaria y su destino debía ser distribuirlos, a través de entidades de ayuda sociales, para hacerlos llegar a personas en situación de precariedad alimentaria.
En este sentido, podemos considerar al BdA como una ONG pionera en la lucha contra el despilfarro en Cataluña. En los últimos años, nuestra Entidad ha recuperado alrededor de 9 millones de kilos de alimentos anuales, una cantidad que permite considerar al Banc como la ONG que más alimentos recupera de nuetro territorio.
La recuperación de alimentos tiene dos efectos principales:
El BdA realiza también una importante labor ambiental relacionada con el despilfarro alimentario. Se estima que cada año puede representar un ahorro neto de 424 toneladas de CO2 equivalentes.
En la producción de alimentos, en su transformación, en su transporte y comercialización se utilizan recursos y energía, lo que representa un impacto ambiental que se mide en toneladas de CO2 equivalentes. Si los alimentos se derrochan, es energía desperdiciada. Por tanto, recuperarlos para la alimentación de las personas hace que esta energía no se desaproveche, lo que representa un ahorro de impacto ambiental y una medida para luchar contra el cambio climático.
Con la recuperación de 8.533 toneladas en el año 2016 se estima (*) que el Banc dels Aliments ahorraría unas 2.276 toneladas de emisiones de CO2 equivalentes. Sin embargo, la cifra neta es más baja porque la gestión de la distribución, principalmente el transporte representa también un gasto energético que hay que restar de la cifra anterior. Esto nos deja con un ahorro neto de unas 424 toneladas de CO2 equivalente al año 2016.
Si se optimiza la distribución descentralizándola, podrá ayudar a mejorar estos valores aumentando el ahorro de impacto ambiental que realiza el Banc dels Aliments con la recuperación de alimentos.
El BdA trabaja en los diferentes canales de la distribución, al recuperar alimentos aptos para el consumo de las personas y evitar que se despilfarren.
Relación de algunas plataformas que trabajan en el ámbito del despilfarro alimentario y con las que el Banco de Alimentos de Barcelona está vinculado.
El Banco de Alimentos apoya la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, aprobada el 25 de septiembre de 2015, donde se marcan los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -objetivos universales, integradores y ambiciosos- entre ellos, temas como el hambre, la pobreza y el consumo y la producción sostenible, que hacen referencia a las tareas propias del BdA.
Es de especial interés el objetivo 12 donde se hace referencia al Consumo y producción responsables:
Antes de 2030 haber reducido a la mitad el desperdicio per cápita a nivel mundial en cuanto al despilfarro a nivel de la comercialización y de los consumidores, y también se plantea disminuir las pérdidas a lo largo de toda la cadena (producción, transformación, fabricantes), aunque no especifican en qué porcentaje.
Despilfarro de alimentos: Se entiende por derroche alimentario todo aquel alimento inicialmente destinado a la alimentación humana que por una u otra razón acaba destinado a otros fines, a pesar de disfrutar de la salubridad necesaria para la señalada finalidad original.
El derroche alimentario se produce a lo largo de toda la cadena alimentaria desde la producción hasta los hogares. La importancia de las pérdidas en cada uno de los niveles depende del grado de desarrollo de los países o zonas. Así, en los países en desarrollo, las pérdidas por problemas en la conservación y el transporte de los alimentos es mucho mayor que en los países más desarrollados, en cambio en estos últimos es a nivel de la comercialización, la restauración y a nivel de los hogares donde se produce más derroche.
El despilfarro a nivel de los hogares disminuye muchísimo en los países en desarrollo.
La cuantificación del derroche alimentario a lo largo de la cadena alimentaria es un dato difícil de cuantificar ya menudo se encuentran cifras muy contradictorias. Aquí reproducimos la que estimó el proyecto europeo FUSIONES, donde el desperdicio a nivel de comercialización era más importante que en los hogares. En los datos del proyecto europeo (2012-2016) son los hogares los que tiene una mayor responsabilidad en el despilfarro.
La mejor manera de reducir el derroche alimentario es la prevención y para que ésta sea eficaz es necesario, a cada nivel (Hogares, restauración y catering, minoristas, mayoristas, industrias, producción):
Algunos ejemplos:
1. No hacer una compra excesiva y / o compulsiva favorecida por las ofertas de 2 x 1 o de descuentos por volúmenes grandes que hacen los supermercados, o simplemente porque se va a comprar con hambre.
Hay que: hacer una lista de la compra basada en los menús previstos en el hogar, la compra sin hambre y no hacer caso de las propagandas que no se ajustan a las necesidades del hogar.
2. No olvidar alimentos en un rincón del armario o de la nevera
Hay que: consumir antes el que está más próximo a la fecha de caducidad o la de consumo preferente, hacer rotación de lo que tenemos en los armarios y en la nevera, no tirar productos con fecha de consumo preferente superado sino abrirlos y comerlos ya si están bien.
3. No despreciar lo cocinado y que no se ha consumido.
Hay que: poner los platos la cantidad que realmente se puede / quiere comer, aprovechar las sobras para una segunda comida o para hacer otra comida con imaginación o simplemente congelar las sobras para comerlas otro día sin que eternicen el congelador!
4. No despreciar partes de las verduras por temas de hábitos o culturales
Hay que: aprovechar las partes de las verduras que a veces se tiran, por ejemplo hacer un salteado verde de lechuga, unos rollitos verdes de col, unas lonchas blancas de acelgas rebozadas…
Hay que: planificar menús, ajustar la medida de las raciones y estimular a los comensales que se lleven lo que no hayan consumido
Las principales causas vendrían dadas por dificultades en las previsiones en la demanda y cambios en las tendencias del mercado, problemas de infraestructuras y logística, problemas en el transporte, en particular en el control de la cadena del frío, y criterios estéticos.
Hay que: mejorar la planificación a todos los niveles, mejorar infraestructuras y procesos incluidos los de conservación y aumento de la vida útil de los alimentos (frío, transformación), aumentar la comercialización de proximidad y la de otros orígenes de comercio justo...
Se entiende como la fecha que confirma la calidad del alimento, es decir, el tiempo en que el producto mantiene intactas sus propiedades organolépticas y de seguridad alimentaria. Pasada esta fecha el producto alimenticio no puede ser destinado al consumo ya que su conservación o propiedades no son seguras.
Indica hasta qué fecha el alimento conserva sus propiedades organolépticas en su grado óptimo. Pasada esta fecha, sigue siendo seguro consumirlo, siempre que se haya conservado de acuerdo con las instrucciones de conservación y el envase se conserve intacto.
Esto significa que un producto es perfectamente posible consumirlo pasada su fecha de consumo preferente. Este pequeño cambio, evitaría una parte importante de desperdicio que se produce.
Puede encontrar más detalles en clicando aquí.
Sin embargo, aunque la prevención aumente y por tanto el desperdicio disminuya, quedan alimentos que potencialmente pueden ser desperdiciados, a estos efectos hay que seguir la Jerarquía de gestión de los alimentos desperdiciados.
Las acciones para hacer frente al despilfarro se priorizan según la jerarquía de gestión de los residuos alimentarios. En primer lugar, como hemos dicho, es primordial reducir la cantidad de alimentos descartados, es decir la prevención.
A continuación, en aquellos casos en que no se han podido evitar, se trata de conseguir el mayor aprovechamiento posible de los alimentos.
En este sentido la Comisión Europea ha elaborado diversas directivas para evitar la generación de residuos, intensificando su reutilización y reciclaje por delante del vertedero y la incineración, consiguiendo de este modo favorecer la economía circular.
En la directiva 2008/98 / CE del Parlamento Europeo y el Consejo establece el orden de jerarquías generales para cualquier residuo incluidos los alimenticios (prevención, preparación para la reutilización, reciclaje, alta valorización, como la energética, eliminación).
En la directiva (UE) 2018/851 del Parlamento Europeo y del Consejo establece específicamente que los estados miembros deberán incentivar la recogida de los alimentos no vendidos a lo largo de toda la cadena alimentaria para su redistribución segura, también en organizaciones de beneficencia. Además para reducir los residuos alimentarios, dice la directiva, hay que dar información a los consumidores del significado de las fechas de caducidad y de consumo preferente.